Este yacimiento se encuentra a poco más de kilómetro y medio de Villanueva-Soportilla, sobre una amplia plataforma rocosa próxima al cauce del Ebro. En este lugar se asentó una comunidad aldeana en la Alta Edad Media (entre los siglos VIII y XI). Su economía se basaba en la agricultura y la ganadería, actuando la religión cristiana como uno de los principales fundamentos de una sociedad basada en la familia.
Son pocos los documentos que nos hablan de este lugar, cuya historia conocemos gracias a la Arqueología. Las excavaciones han sacado a la luz una amplia necrópolis con al menos 340 tumbas, situadas en torno a dos edificación -edículo y templo-, habiéndose reconocido también vestigios de algunas viviendas al E y al S del afloramiento rocoso.