Pandemias del Cólera en la provincia de Burgos

Transcurrida solamente la quinta parte del siglo XXI, la todavía presente pandemia Covid-19 ha vuelto a actualizar los recuerdos de los estragos que creíamos de repetición imposible, causados por las enfermedades transmisibles a través de la historia conocida.

Con independencia de las diferencias de la estructura de la sociedad y los conocimientos científicos en cada momento, la respuesta humana ha sido similar y dominada en gran parte por el terror ante el riesgo de pérdida de la vida, comprobado por la desaparición brusca de familiares o vecinos.

Cien años antes del hallazgo del coronavirus, la gripe de 1918, cuya incidencia sobre la población burgalesa ha sido editada también por la Excma. Diputación Provincial de Burgos en 2020, puso en marcha las habituales respuestas ciudadanas ante una situación extrema, tanto la huída de los lugares infectados, como el aislamiento en domicilios o en el campo.

El actual libro “Pandemias de cólera en Burgos en el s. XIX” se remonta a episodios anteriores, y expone con el detalle que permiten los documentos existentes, la afectación provincial por tres epidemias de cólera morbo que se manifestaron durante los años 1834, 1855 y 1885.

La obra se ha materializado en nueve capítulos. El primero, describe brevemente la infección, sintetiza la evolución en el tiempo de las pandemias de cólera en el mundo, el escaso conocimiento de sus causas hasta finales del s. XIX, y el intento de prevención posterior con vacunas específicas.

Con dedicación a la dolencia en Burgos, tres capítulos describen la incidencia de la epidemia en la capital y otros tres en la provincia, con datos específicos de 180 localidades. Un capítulo adicional refiere las medidas preventivas locales aplicadas en otra plaga de 1865 en España, que finalmente no afectó a Burgos. El último capítulo refiere el estado del cólera morbo durante el siglo XX y hasta la actualidad.

La descripción de la gravedad de la enfermedad se manifiesta según la morbilidad (cantidad de personas que enfermaron en un tiempo determinado en relación con la totalidad de la población), y de la mortalidad, y para mayor facilidad de comprensión, se expone en 54 gráficos muy detallados, 16 mapas y 21 tablas de resultados. Otras 45 imágenes hacen referencia a documentos, personajes y edificios con protagonismo durante la dolencia.

La posible frialdad de la exposición numérica de los datos, va además acompañada de testimonios, principalmente de médicos y sacerdotes que atendieron a enfermos coléricos, o notas de prensa, en los que se reflejan las angustiosas situaciones vividas y que dieron lugar, tanto a comportamientos heroicos y de solidaridad, como por el contrario, a la expresión de actitudes egoístas ante el miedo aterrador a la muerte. Diez dibujos del psiquiatra y artista Juan Mons ilustran alguna de estas historias.